Margarita Blanca.

Me encuentro en un balcón, cenando y contemplando las pocas estrellas que rodean la noche; él me sonríe yo solo puedo ver sus ojos café… con esa mirada que me hechiza, me lleva lejos, lejos de él.

Con cautela abro los ojos otra vez, estoy en un bosque y escucho agua descendiendo… lo observo, sin embargo no me mira pero lleva un bote, va hacía el lago y sube a las niñas en él, alejándose; cuando toco el agua… Desaparezco.

Estoy en mi cama, no sé cómo he llegado aquí, he decidido que no comeré más pasta con crema en la cena, miro el calendario, me gusta mucho, está lleno de notas. Hoy es un día importante; toco la fecha con mi dedo índice y vuelvo a moverme de lugar.

Me gusta este vestido verde-azulado, hace un día precioso; me veo otra vez en el espejo, tengo el cabello largo, no me reconozco… me coloco las zapatillas al salir. Él me toma de la mano y me hace girar sobre mis talones; todo da vueltas pero le sonrío… me susurra algo que ya no puedo escuchar. 

Me ha dado un pequeño ramo de flores de distintos tipos y colores que me encantan, pero una margarita blanca se distingue entre todas las demás porque lleva un anillo atada a ella, que brilla y posee una inscripción grabada… Le he dado el “– Sí.” Me abraza muy fuerte y me besa sin apuro; siento su tacto y su calor, le regalo mi sonrisa más brillante y esta vez… me quedo en sus brazos… junto a él.