Clandestino.

Humedad y miradas furtivas colmaban el ambiente.

Y cuando no había pasado medio segundo sentían una punzada que no los atormentaban sino que los abrumaban al punto de sentir placer por lo que se avecinaba, en esa oscuridad que les desnudaba el alma.

Como si lo que estaba por suceder fuese algo planeado.

Sintiéndose completos al exteriorizar sus ansias en tan reducido espacio.

Dentro de ése lugar, donde eran libres, donde se volvían uno, compartiéndose e intercambiando pensamientos y deseos en forma de susurros al viento.

Sueños, recuerdos… en todos, están los dos, refugiándose en las sombras de su propia seguridad.

Por momentos no se preocupaban, sus miradas les reconfortaban.

Aunque como un tatuaje permanente, el miedo está presente aunque este merme su intensidad al estar juntos.

Acarrean promesas, valor y esperanza ¿es eso lo que puede traer la ruina o la felicidad?

Los persigue un quizás arraigado, siendo el camino, sin embargo eso no lo detendrá para seguir avanzando aún cuando vayan (o no) en la dirección equivocada.

Ella desea que él le haga tan anhelada pregunta y quiere responderle un – ¡Sí!–, sin temor a nada.

Puesto que el destino no lo culpan por sus penurias o placeres, porque les deja escoger como viento, como mar y como arena.

Es real, por siempre.

Es secreto, por ahora.

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