Amaranta.

Deseo irrefrenable

Culpable de todos mis delitos.

Implicado principal de mis ansias a media noche.

Suspiros entrecortados.

Apareciendo con tu pose relajada y ese perpetuo ceño fruncido, no pude dejar de mirarte.

Fuego tórrido es lo que se siente al chocar nuestras miradas.

Se reflejan en ellos, nuestros más oscuros deseos.

Juego peligroso de manos; que van causando fricción.

Razones sobran para consumirme en estos brazos que me inundan de calor.

Sin embargo, me tomas y me ahogo en jadeos.

No hablamos, no lo necesitamos.

Apenas puedo rozar con mis labios, la poca cordura que me queda.

Nuestros instintos, primitivos… como sentimos, como nos movemos, es feral.

Entre tanto calor; tengo que buscar el aliento que me robas con tus besos, aquellos que anhelo.

Sin sonar ambiciosa, quiero esta noche no acabe nunca.

Nuestra química, tan abrasadora como sofocante.

Lejos de frenarnos, nos incita al descontrol.

Y reconozco que este apetito impetuoso por conocer cada centímetro de ti, lleva dentro un camino sin retorno.

¡Que me ayuden! Dirán aquellos quienes no han probado lo prohibido.

Aquellos que están equivocados.

Puesto que lo único que necesito, lo tengo frente a mí.

Y aunque solo se ven sombras en el espacio que compartimos, instintivamente busco tu cuerpo.

Porque simplemente es todo.

Y como hecho irrefutable, tú también buscas mi calor.

Si he de suplicar: que sea que no termine nunca,

Como también que me invites a perderme en ese café que son tus ojos y no salir jamás.

Espiral de sensaciones multiplicadas.

Que ciegan.

Que asfixian.

Que ahogan

Y que liberan.

Tiempo después, de tales acciones,

Solo con energía para decir nuestros nombres.

Mis labios terminan coloreándose de ese color,

Tan rojos y brillantes,

Tan idénticos a esta noche.

Que espero,

Dure tanto como aquella flor.

Comentarios