Sirena Celeste.

Se colocó la última capa de labial carmesí,

Observó sus zapatos de tacón de aguja,

Dio una bocanada de aire y entró.

Ya no se veía como ella.

Todos la miraron y susurraron,

Se sentía perfectamente.

No por ser el centro, eso le incomodaba.

Pero ya en ese punto por esos minutos, no le importaba.

Sus ojos celestes resplandecían esa noche.

Se encontraba radiante, tanto que su piel parecía de porcelana.

¿Su vestido? El negro le sentaba de maravilla.

Ajustándose en cada pequeña curva que poseía.

Y con su metro y medio de estatura más el añadido…

Parecía un ángel, pero solo era un demonio,

Que llevaría a cualquiera a la perdición.

A la derrota y a su fin.

Sabiendo eso, se acercó y sonrió.

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