No Rosa.

– “Yo…Lo siento, de verdad no quise, no quise… todo es mi culpa”–

Esas pudieron ser mis palabras si todo hubiese salido mal y si de verdad lo sintiese. Porque no me arrepiento de nada. Además, de que la culpa no era totalmente dirigida hacia mí.

Y, aunque soy la razón del desastre, no me importaría que se desatara.

Las partes involucradas tendrían que responder equitativamente para defender su posición como en un juego de ajedrez; y sería divertido y a la vez muy triste que se enfrentaran.

Tardarían días, no se resolvería el conflicto y posiblemente involucrarían a terceros.

Si llega a existir un ganador, estoy segura que sería la mitad positiva.

Y existiendo una remota posibilidad que la mitad negativa gane este encuentro… nada volvería a ser igual, puesto que su parte contraria no aceptaría del todo las razones o excusas, de la misma.

Quiero equivocarme si este desastre sucede, porque lo repito, me incluirían en su batalla sin fin y terminarían rompiendo todas las botellas.

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