Temporada II: Invierno.
Calculador y misterioso:
Palabras que pueden describirte a la perfección.
Amante de la poesía,
De la música clásica
Y de un buen chocolate.
Un artista de otra época,
Como un bardo con una lírica impresionante.
Escribías siempre sin parar,
De manzanos y de leones,
También de hachas de una mano,
De violines con cuerdas enredadas.
Los espejos no son nuestros aliados, decías.
Las mentas, tus dulces favoritos.
Podías pasar de tonos bajos melancólicos, a altos felices.
El frío que emanabas era arrebatador,
Y a veces parecía que me protegía.
Sin embargo, las nevadas deben ser hermosas,
Aunque el frío y la soledad que las acompaña,
Valdrán la pena al disfrutarlo.
Puedo decir que mi musa era tanta, que abrumaba.
Todavía deben quedar por ahí,
Esas notas de ideas incompletas, que escribía sin pudor.
¿Y qué decir de tu inspiración?
Siempre brillante, siempre sorprendiéndome con cada letra.
Con los hilos de cuerda de violín,
Cómo polvo de estrellas.
Puedes contar las frases,
Los poemas y las cartas que nos escribimos,
Cada vez,
Siendo erráticos y naturalmente artísticos.
Fuiste tú quien me sacó del castillo,
Siendo el alquimista disfrazado de bardo
Que alguna vez gobernó otros reinos;
Lich te decían... Porque tú nombre verdadero estaba maldito.
Subiste el muro que el castillo tenía y,
Tiempo después, dejé a cargo a mi hermana.
Tu necedad, terminó derrumbando unos
Para luego crear unos más altos a mí alrededor.
Los leones hablaban, pero las musas podían convivir con Lores de otras eras.
Aunque solo podías ser un romántico en letras,
Los poemas eran todo un espectáculo a la vista.
El alma que decías haber perdido,
Se encontraba con la pluma y el papel...
Y se podían ver destellos de tus otras vidas
Compartiendo tu pasión.
Sin embargo, encontraste tu primavera:
Más cerca de lo que yo hubiese estado jamás,
Y eso me hizo feliz.
He de agradecerte por la madurez que me hiciste recordar que poseía,
Que los cambios son buenos…
Y que aunque el árbol cambie de hojas todos los años,
Siempre será el mismo árbol, un año más antiguo.
Palabras que pueden describirte a la perfección.
Amante de la poesía,
De la música clásica
Y de un buen chocolate.
Un artista de otra época,
Como un bardo con una lírica impresionante.
Escribías siempre sin parar,
De manzanos y de leones,
También de hachas de una mano,
De violines con cuerdas enredadas.
Los espejos no son nuestros aliados, decías.
Las mentas, tus dulces favoritos.
Podías pasar de tonos bajos melancólicos, a altos felices.
El frío que emanabas era arrebatador,
Y a veces parecía que me protegía.
Sin embargo, las nevadas deben ser hermosas,
Aunque el frío y la soledad que las acompaña,
Valdrán la pena al disfrutarlo.
Puedo decir que mi musa era tanta, que abrumaba.
Todavía deben quedar por ahí,
Esas notas de ideas incompletas, que escribía sin pudor.
¿Y qué decir de tu inspiración?
Siempre brillante, siempre sorprendiéndome con cada letra.
Con los hilos de cuerda de violín,
Cómo polvo de estrellas.
Puedes contar las frases,
Los poemas y las cartas que nos escribimos,
Cada vez,
Siendo erráticos y naturalmente artísticos.
Fuiste tú quien me sacó del castillo,
Siendo el alquimista disfrazado de bardo
Que alguna vez gobernó otros reinos;
Lich te decían... Porque tú nombre verdadero estaba maldito.
Subiste el muro que el castillo tenía y,
Tiempo después, dejé a cargo a mi hermana.
Tu necedad, terminó derrumbando unos
Para luego crear unos más altos a mí alrededor.
Los leones hablaban, pero las musas podían convivir con Lores de otras eras.
Aunque solo podías ser un romántico en letras,
Los poemas eran todo un espectáculo a la vista.
El alma que decías haber perdido,
Se encontraba con la pluma y el papel...
Y se podían ver destellos de tus otras vidas
Compartiendo tu pasión.
Sin embargo, encontraste tu primavera:
Más cerca de lo que yo hubiese estado jamás,
Y eso me hizo feliz.
He de agradecerte por la madurez que me hiciste recordar que poseía,
Que los cambios son buenos…
Y que aunque el árbol cambie de hojas todos los años,
Siempre será el mismo árbol, un año más antiguo.
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